Cada uno exprimió su propio zumo que por supuesto después se bebió. Algunos niños y niñas aprovecharon al máximo la naranja, apretaban con tanta fuerza que no desperdiciaron nada de nada. ¡Les gusto una barbaridad! ¡Está riquísimo!.- decían. ¡¡¡Algunos hasta tripitieron!!!
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