En primer lugar, hemos mezclado bien los ingredientes en la asamblea. Amasar ya les ha gustado mucho, a excepción de algún niño/a que parece que no le ha convencido demasiado la textura que tenía al principio.
A continuación y ya con nuestra arena mágica en su "punto" nos hemos ido a la mesas a experimentar libremente con ella. Como siempre, les proporcionamos algunos objetos y juguetes para que puedan explorar las características y posibilidades de la arena. Realmente da mucho gusto manipularla. Yo también he disfrutado como una niña pequeña, pero sobre todo, por ver lo bien que se lo pasaban ellos y cómo expresaban su entusiasmo; "Seño parece que estamos en la playa" "Seño me lo estoy pasando pipa"...
Cuando tocaba limpiarse para cambiar de juego se resistían a dejar de jugar, querían apurar al máximo...
Mientras tanto otro equipo ha disfrutado con la sémola y ha descubierto su consistencia, textura, color...
Sólo hacía falta echar un vistazo a cómo ha acabado la clase y cómo iban ellos de arena (ya perdonareis por cómo ha acabado la ropa) para adivinar fácilmente que ha sido una sesión de lo más divertida.
Luego me ha tocado barrer un buen rato pero ha merecido la pena.
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